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Metafísica cuántica III. Entrelazamiento a tres


En el artículo anterior vimos como las partículas cuánticas se entrelazan de tal forma que sus naturalezas, lo que son en sí mismas, quedan unidas para siempre, fuera del tiempo y del espacio. Podríamos decir que el destino las une para la eternidad.
 
Lancé una pregunta, ¿la recordáis?: ¿Es posible que ese mundo cuántico de partículas extrañas tenga su reflejo en el mundo que conocemos? Yo creo que sí. Aún no hay evidencias de que haya una correlación entre lo que ocurre en el interior de los miles de millones de átomos que nos dan la vida y lo que nos ocurre en nuestro día a día. ¿O sí? Vayamos por partes, observad las siguientes imágenes:
 


¿Son casi idénticas verdad? Una es una imagen de la red neuronal humana, la otra es del Universo, ¿sabéis decirme cuál es cuál? ¿Difícil verdad? La de la derecha es el Universo ¿Qué quieres decir? Querréis saber, es muy sencillo, si os fijáis, en la naturaleza siempre se cumplen los mismos patrones estructurales, y estos a su vez tienen su reflejo en el cosmos. Lo que está en el interior se repite y refleja en el exterior. Esa es una de las razones por las cuales creo (porque no tengo pruebas) que el comportamiento de las partículas subatómicas debe tener su reflejo en nuestro trozo de realidad.

Además está la observación, ya no sólo de mi experiencia, si no la de miles y miles de personas a lo largo de nuestra historia, me refiero al refranero español. ¿Cómo? Estarás de broma... me reprocharéis. No descartéis de forma categórica la sabiduría del refranero: la base de la ciencia es la observación. El refranero se nutre de centenares de años de experiencias por parte de millones de personas, él se queda ahí, en los hechos que se observan y los hace patentes en una frase más o menos ingeniosa. El refranero no analiza los motivos, si no que detecta una causa y su consecuencia.

Siempre me ha llamado la atención dos refranes:

- Si quieres ser Papa, métetelo en la cabeza.
- El que la sigue, la consigue.

Nuestros antepasados ya observaban que quien perseveraba en un fin lo lograba. Ellos lo atribuían a la fe, a la intervención divina, la constancia, la suerte... yo lo atribuyo a la ciencia. En este punto es mi deber aclararos mis creencias personales, creo que hay algo más allá que nos transciende a nosotros y a esta realidad, el qué, no lo sé, muchos lo llaman Dios, pero no es el momento de hablar de ello, tiempo habrá. Volvamos a lo que nos ocupa: la humanidad ha observado que quien tiene "fe ciega" en una meta es capaz de modificar el mundo que los rodea y hacer que las cosas ocurran. Nuestros antepasados registraron estas evidencias que para ellos no tenían explicación en un bonito refrán, yo atribuyo estos hechos a la mecánica cuántica.
 
Vale, dos partículas están relacionadas entre sí y las podemos modificar ¿Cómo puede eso hacer que todo cambie a nuestro alrededor? ¡Sólo son dos partículas! Dudaréis muchos de vosotros y tenéis motivos para hacerlo: dos partículas no modifican nada, pero... ¿son los entrelazamientos sólo de dos en dos?


Entrelazamiento a tres

Este mismo año (2014) Físicos del Instituto de Computación Cuántica (ICQ) de la Universidad de Waterloo (Canadá) han logrado ese entrelazamiento cuántico a tres bandas. Lo importante de este experimento es que ha descartado las supuestas variables ocultas que Einstein creía que existían y que desmontarían la teoría cuántica. No existen esas variables, el entrelazamiento cuántico de partículas instantáneo e independiente del espacio y del tiempo es real.

En el experimento (lo podéis consultar en Nature Photonics de 2014, DOI: 10.1038/nphoton.2014.50) consistió en entrelazar tres fotones y separarlos entre sí unos 700 metros, controlando todas las variables. Al actuar sobre el fotón de referencia los otros dos fotones se modificaban.

Como os podéis imaginar, las correlaciones entre tres partículas son mucho más complejas que entre dos. Es de esperar, a medida que los experimentos perfeccionen su técnica, que se logre entrelazar, cuatro, cinco o más fotones/partículas subatómicas. Eso me lleva a pensar que es muy posible que en un futuro se pueda demostrar que todas las partículas subatómicas se entrelazan entre sí.

Vale, las partiíulas se interrelacionan, pero para que nuestros deseos modifiquen la realidad física que nos rodea, deberíamos ser capaces de modificar la naturaleza de esas partículas con nuestra mente, me apuntaréis acertadamente, si, tenéis razón.

Ya en 1984, los físicos teóricos, John Wheeler y Wojcieck Zurek lanzaron la hipótesis revolucionaria de que los observadores (nosotros) eran necesarios para que este mundo existiera. Ellos ya contemplaban la posibilidad de que existiera una relación entre la conciencia global y la realidad física que vivimos (Podéis leer más en su obra, Quantum Theory and Measurement). ¿Pero qué hay de verdad en esa afirmación?

¿Conocéis el experimento CGP? La semana que viene hablaremos de él.



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