Resumen
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En el Despertar de Helios describo un mundo dónde las predicciones apocalípticas del 2012 se han hecho realidad. ¿Seremos capaces de empezar de nuevo? ¿Cometeremos los mismos errores?
Ahora cuando leáis la novela, los que no me conozcáis, estaréis pendientes a ver qué clase de tipo es este tal J.L.Tarazona... La verdad es que he querido jugar un poco con vosotros, los lectores. De forma consciente he puesto rasgos muy míos, pero otros no lo son en absoluto... e incluso vivencias personales, os corresponde a vosotros averiguar cuál es cual. Permitidme este pequeño juego y... ¡Espero que a través de este blog lleguéis a conocerme y saber distinguir los reales de los ficticios!
Escribirlo. El libro lo empecé durante unas vacaciones en Andorra, en la habitación de un solitario hotel en mitad de la montaña. La verdad es que fue toda una experiencia, éramos los únicos huéspedes y por momentos... ¡Era difícil no hacer paralelismos con Jack Nicholson en el resplandor!
Tarde cuatro años en acabarlo, por aquella época tenía que compaginar la escritura con un trabajo a turnos y es complicado sacar tiempo para todo, que os voy a contar ¿no? Hubo etapas donde incluso pasaban los meses y no me sentaba a escribir, pero de nuevo encontraba la ilusión y me ponía delante del teclado.
Lo más duro vino después, cuando lo acabé. Ahí mi mujer Ana tuvo mucho que ver. La obsesión de ambos por pulir la novela, sobre todo de ella, nos llevó a releerla una y otra vez, casi hasta volvernos locos. Los primeros capítulos estaban bien, pero había lago en ellos que no encajaba, no tenían la misma calidad que los capítulos finales. Es lógico, como bien dice el refrán: el hábito hace al monje y cuando escribía el final de la novela ya tenía definido mi estilo y no me permitía dejar de escribir ni un solo día. Las pausas habían sido terribles para los primeros capítulos.
La mejoramos, pero la ayuda final vino de la editorial y de su corrector de estilo. Cuando me reenviaron la novela corregida vi la luz, entendí que era lo que no encajaba. El corrector me había dado las pinceladas maestras que me marcaron el camino. Rehíce sobre todo las cien primeras páginas, es curioso, los defectos que había encontrado los había conseguido eliminar en gran medida en la parte final de la obra y era muy gráfico ver como el subrayado en rojo se diluía a medida que avanzaba la novela. Al final, en mi última corrección, fui mucho más severo conmigo mismo de lo que había sido la editorial.
Por aquella época ya tenía acabada la segunda novela, la volví a leer con los ojos del corrector y no encontré rastro de los defectos que me había señalado. Es maravilloso cómo funciona la mente humana, por mí mismo había corregido esos defectos pero había sido incapaz de verlos en las primeras páginas del "El Despertar de Helios" hasta que me los hicieron evidentes, el árbol no me dejaba ver el bosque.
Donde lo escribí. Muchos cuando piensan en un escritor lo imaginan detrás de una mesa con su ordenador tecleando con furia sobre el teclado. En mi caso no ha sido exactamente así… ha habido muchos momentos tras la mesa, pero una parte no despreciable de la novela ha sido escrita tumbado en un sofá, en la cama y en sitios donde nunca imaginarais encontrar a un escritor trabajando, como en el banco de un parque, en el interior de su coche o incluso tomando el sol en la playa… en todos esos lugares quizás, podáis encontrarme algún día escribiendo una nueva historia.