Siguiendo con esta serie de artículos en los que trato de ampliar la ambientación de mi próxima novela: die Glocke, hoy, y siguiendo la estela del artículo anterior, quiero hablaros de otro de los personajes ocultistas que rodearon a Himmler y sus SS: Karl Maria Wiligut, el cual aparece a lo largo de la trama.
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Karl Maria Wiligut |
Si alguien tuvo un verdadero peso en las creencias ocultistas del todopoderoso Reichsführer, ese fue Wiligut, al que se apodó el Rasputín de Himmler. Personaje que nos mostrará como ninguno, la imagen del delirio absoluto que dominó a buena parte de la cúpula de las SS. Nacido en 1866 en Viena, Wiligut mostró desde joven dos grandes pasiones. La primera de ellas era la militar, tal fue así que a la temprana edad de catorce años ingresó en la escuela de cadetes del imperio Austro-húngaro donde ascendería a teniente, llegando a coronel por méritos durante la I Guerra Mundial. La segunda fue el mundo ocultista al que accedió por primera vez en 1889 al ingresar en la Schlaraffia-Loge, una logia de corte masónico muy marcado donde llegaría a ocupar el cargo de caballero y canciller. Ya a principios del siglo XX publicaría una serie de libros ocultistas como su libro de poesías Seyfrieds Runen (1903) y Gots Neun Gebote (1908), en este último incluso afirmaba ser él mismo descendiente y heredero de los grandes místicos, los Ueikunings (reyes del hielo) emparentados con los reyes germánicos, en concreto con Arminio, el caudillo querusco que encabezando una alianza de los pueblos germánicos, derrotó al ejercito romano en la batalla de Teotoburgo.
Estas ideas megalómanas de Wiligut se verán acrecentadas tras el fin de la Gran Guerra al entrar en contacto con Theodor Czepel y la Orden del Nuevo Temple, los cuales alentarán y promoverán los delirios de Wiligut y su obsesión por los temas ocultistas. La locura del militar llegó a tal extremo que afirmaba que sus poderes espirituales le permitían viajar en el tiempo durante sus sueños y visitar las épocas pasadas a través de la historia grabada en sus genes. Según él, estos viajes astrales le habían permitido ser testigo de la única y verdadera religión original: el Irminismo. Entre sus postulados se afirmaba que la Biblia cristiana se basaba en una anterior escrita originalmente en alemán, donde se adoraba a un dios llamado Krist, que según él, los cristianos habían transformado en Cristo. Esta nueva religión entre el paganismo y el cristianismo habría surgido el año 228.000 a.c. en un momento donde había tres soles en el cielo y las criaturas mitológicas, como enanos y gigantes, moraban en la Tierra.
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Alfabeto rúnico |
Wiligut creía firmemente que esta religión sufrió un gran cisma en el 12.500 a.c creando una división que llevaría a los irministas a la derrota en el 1.200 a.c a manos de los cismáticos, los wotanistas, quienes destruirían el centro de la religión irmínica: Goslar. Sus antepasados lograrían sobrevivir en el reducto de Externsteine hasta el 460 a.c, cuando serían completamente derrotados. La obsesión de Wiligut era que el irminismo volviera a alzarse como la verdadera y única religión. Su locura llegó a su punto álgido de paranoia en los años veinte, cuando diseñó su propio alfabeto rúnico con el que creo unos 38 versos: el Halgarita Sprüche, de los cuales afirmaba por ejemplo, que el verso 27 era una bendición solar de hacía 20.000 años y que sus regresiones al pasado se lo habían desvelado. Ese Sol, según él aún visible en la época de Homero, sería de color negro y la fuente del poder de los hiperbóreos, los padres de los arios. Su imagen se convertiría en el símbolo supremo de este neo paganismo
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Ernst Rüdiger |
En esta década, Wiligut empezó a acusar a la iglesia católica, a los judíos, los jueces y masones de perseguirlo y ser los culpables de la derrota de la I Guerra Mundial (¿os suena del discurso de alguien?) y comenzó la violencia doméstica contra su mujer, la cual, cansada, lo ingreso a la fuerza en un sanatorio mental el 29 de noviembre de 1924. Los registros médicos no dejan lugar a dudas, al mentor de Himmler le fue diagnosticada una esquizofrenia megalomaniaca, declarado incompetente y llevado a un sanatorio mental en el que pasaría dos años. Ya en 1932 se marcharía a Alemania, conocería en Múnich a Ernst Rüdiger y accedería a la cúpula de las SS.
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Un Totenkopfring o anillo de la calavera |
Este es el personaje que más influyó en el todopoderoso Henrich Himmler, hasta tal punto que convenció al propio Reichsführer de ser la reencarnación del rey Enrique I el "pajarero" de Sajonia, que en el siglo X llevó a los germanos a la victoria contra eslavos y magiares. La obsesión de Wiligut por la nueva religión que debían adoptar los alemanes, el irminismo, le llevó también a convencerlo de que construyese un nuevo Vaticano para los arios, proyecto al cual Himmler le dedicó ingentes recursos. Lugar que también aparece en la novela y del que hablaremos en el próximo artículo: El castillo de Wewelsburg. Solo cuando se descubrió que Wiligut había estado ingresado en un sanatorio mental, las SS prescindieron de sus servicios para evitar un escándalo, pero sus ideas permanecieron hasta tal punto, que la distinción más alta que podía tener un soldado de las SS, llevar uno de los anillos Totenkopfringen, fue diseño suyo. Quizás esto nos dé más elementos para poder entender la locura que sumió al III Reich, simplemente estaba lleno de locos.
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