La existencia de una civilización anterior a la actual tiene como principal argumento en contra la falta de evidencias tangibles. ¿Pero realmente es así?
Hemos visto como hay monumentos que la ciencia rigurosa (aunque la arqueología no las acepte todas) parece situar en un periodo muy anterior a la aparición de nuestra civilización: Göbekli Tepe, Las pirámides, Pascua... Quizás muchas de las ciudades y monumentos megalíticos de la antigüedad sean más antiguos de lo que se nos indica, como les Taules de las Baleares, o las ciudades colosales de las islas de Malta y Gozo en el Mediterráneo.
Tenéis que ser conscientes de que la piedra no se puede datar a día de hoy (a no ser que sea radioactiva) y que su "edad" se basa en el resto más antiguo hallado. Pero eso nos da sólo un mínimo, pues dichos edificios pudieron ser abandonados en tiempos muy remotos (por ejemplo 10.000 a.c) y redescubiertos y reocupados por ejemplo en el 3.000 a.c. Como los restos que encontraremos son estos últimos diremos que el edificio fue construido en el 3.000 a.c y no cuando en verdad lo fue: 10.000 a.c. En el caso de las islas de malta de verdad creo que estamos en ese caso paradigmático pues volvemos a encontrarnos con ciudades construidas con bloques de piedra imposibles e incluso marcas de lo que parecen railes para el transporte en fechas en las que la rueda no se usaba.
De nuevo, un ejemplo claro de esta reocupación lo tenemos en Puma Punku, pues los indígenas dijeron a los conquistadores españoles que ellos construyeron Tiahuanaco, pero que Puma Punku la encontraron abandonada y que fue construida por los Dioses (refiriéndose a esos Dioses que vinieron del mar, les dieron la civilización y que podríamos asimilar a una cultura anterior a las que conocemos).
También tenemos objetos fuera del tiempo por su avanzada tecnología, la única explicación lógica es que los ideara una civilización anterior cuyos conocimientos se perdieron: Mapa de Piri Reis, el mecanismo de Anthykithera, grandes monolitos imposibles de mover, descubrimiento de metales cuando la metalurgia no existía... Leyendas globales de la existencia de esa civilización y de que alguien realizaba viajes oceánicos en la prehistoria o restos subacuáticos como la polémica pirámide Yonaguni (Japón), de la que se indica que es una formación natural, pero cuyas innumerables líneas rectas y formas a mí entender deben estar hechas sin género de duda por el hombre. Pero juzgad vosotros.
Restos arqueológicos de la isla de Gozo (Malta) |
Railes perfectamente paralelos en Gozo. |
De nuevo, un ejemplo claro de esta reocupación lo tenemos en Puma Punku, pues los indígenas dijeron a los conquistadores españoles que ellos construyeron Tiahuanaco, pero que Puma Punku la encontraron abandonada y que fue construida por los Dioses (refiriéndose a esos Dioses que vinieron del mar, les dieron la civilización y que podríamos asimilar a una cultura anterior a las que conocemos).
Pirámide de Yonaguni (Japón) |
Es evidente que son pruebas circunstanciales, pero son demasiadas para no pensar en una verdad tras el mito y que si hay constancia de esa civilización. Pero no quiero volver a repetirme y en este artículo me centraré en si es posible que una sociedad pueda desaparecer sin dejar apenas rastro. Mi respuesta es que sin duda es más que factible.
La caída de civilizaciones anteriores ya se ha producido con anterioridad. La más famosa es la del Imperio Romano. Es cierto que quedan muchos restos arqueológicos de ella, pero si tenemos en cuenta la inmensidad que alcanzó Roma, en verdad no son tantos. Además, casi todos sus logros técnicos se perdieron por completo tras su desaparición y no fue hasta el renacimiento, siglos después, que se logró llegar de nuevo al nivel técnico y social del que disponían los romanos. Muchas de sus ciudades desaparecieron o fueron desmontadas/reutilizadas para levantar nuevas ciudades y de ellas bien poco queda.
De la esplendorosa Al-Ándalus nos queda también muy poco de ella y eso que desapareció antes de ayer en términos arqueológicos. De los hititas, la otra gran potencia en la época de esplendor del Egipto de los faraones (y enemiga), apenas queda nada. El tiempo es implacable y la naturaleza también. Chernobyl en apenas unas décadas es casi ya irreconocible y se encuentra invadida por una vegetación imparable que devora muros de cemento y el asfalto con una voracidad insaciable... ¿Qué quedará de ella dentro de mil años? ¿Y de cinco mil?
Otro ejemplo lo tenemos en la civilización Tartésica en el sur de España, la cual alcanzó un nivel de sofisticación notable y que desapareció sin apenas dejar rastro más allá de unos cuantos objetos y centros ceremoniales y de la que tampoco se tiene certeza de cómo surgió.
Con estos ejemplos quiero evidenciar que una civilización antigua avanzada de hace 12.000 años puede quedar casi borrada de la faz de La Tierra sin apenas dejar rastro, más aún si se trataba de una potencia marítima de la que cabría esperar que sus ciudades se situasen a orillas del mar y el nivel de este subió más de un centenar de metros. ¿Pero aparte de la leyenda, tendríamos que tener algún dato concreto de su existencia? Preguntaréis, ¿y quien nos dice que no fue así?
Recordad que también tenemos gracias a Manetón, si damos por buena su lista de los reyes de Egipto anteriores a la I Dinastía, un listado de los gobernantes de esa cultura y su duración: casi 30.000 años. Eso también explicaría como en la prehistoria pasamos de cazadores-recolectores, es decir, del interior de las cavernas a crear sofisticados monumentos megalíticos alineados con una perfección con las estrellas realmente asombrosa y de difícil explicación sin un profundo estudio astronómico de los cielos ayudado por unas matemáticas de cierto nivel. Una civilización con una evolución de 30.000 años podría lograrlo y acabar construyendo La Gran Pirámide. Pensad que de nuestra era humana llevamos recorridos unos 10.000 años, tratar de imaginar que logros alcanzará la humanidad dentro de 20.000.
Pero, ¿los supervivientes no pudieron rehacerse de tamaña desgracia? Es la otra gran pregunta. Quizás hoy en día nos sería más fácil sobreponernos a un gran cataclismo, como una gran tormenta solar que destruyese nuestra tecnología, pues tenemos miles de millones de libros repartidos por todo el mundo y millones de universitarios con amplios conocimientos en todas las materias, técnicos, mecánicos, operarios especializados... Nos costaría más o menos, pero con esfuerzo y si no cayéramos en el más absoluto caos, nos levantaríamos más pronto que tarde. Pero imaginad que no existiesen libros, que todo nuestro saber solo existiese en internet, que solo unos privilegiados supieran usarlo y que el único ordenador estuviese en Nueva York y que la ciudad de la Estatua de la Libertad fuese borrada del mapa en un día por un cataclismo. Si, lo perderíamos todo y difícilmente nos sobrepondríamos.
De todas formas, ¿quién nos dice que no lograran levantarse de su caída, quizás no con todo su esplendor, y que las civilizaciones de la antigüedad cuyo origen está lleno de sombras: Griegos, micénicos, tartésicos, egipcios... haya que buscarlo en los supervivientes de una civilización destruida, dispersada y aislada por la todopoderosa naturaleza? ¿Qué más nos aguarda bajo las arenas del Sahara antaño fértil y que ahora se cree ocupado por el hombre antes de su desertificación? ¿O bajo las aguas del Mediterráneo? Estoy seguro que en un futuro no muy lejano, la arqueología nos deparará grandes sorpresas y rescataremos del olvido nuestro pasado.
La caída de civilizaciones anteriores ya se ha producido con anterioridad. La más famosa es la del Imperio Romano. Es cierto que quedan muchos restos arqueológicos de ella, pero si tenemos en cuenta la inmensidad que alcanzó Roma, en verdad no son tantos. Además, casi todos sus logros técnicos se perdieron por completo tras su desaparición y no fue hasta el renacimiento, siglos después, que se logró llegar de nuevo al nivel técnico y social del que disponían los romanos. Muchas de sus ciudades desaparecieron o fueron desmontadas/reutilizadas para levantar nuevas ciudades y de ellas bien poco queda.
De la esplendorosa Al-Ándalus nos queda también muy poco de ella y eso que desapareció antes de ayer en términos arqueológicos. De los hititas, la otra gran potencia en la época de esplendor del Egipto de los faraones (y enemiga), apenas queda nada. El tiempo es implacable y la naturaleza también. Chernobyl en apenas unas décadas es casi ya irreconocible y se encuentra invadida por una vegetación imparable que devora muros de cemento y el asfalto con una voracidad insaciable... ¿Qué quedará de ella dentro de mil años? ¿Y de cinco mil?
Otro ejemplo lo tenemos en la civilización Tartésica en el sur de España, la cual alcanzó un nivel de sofisticación notable y que desapareció sin apenas dejar rastro más allá de unos cuantos objetos y centros ceremoniales y de la que tampoco se tiene certeza de cómo surgió.
Con estos ejemplos quiero evidenciar que una civilización antigua avanzada de hace 12.000 años puede quedar casi borrada de la faz de La Tierra sin apenas dejar rastro, más aún si se trataba de una potencia marítima de la que cabría esperar que sus ciudades se situasen a orillas del mar y el nivel de este subió más de un centenar de metros. ¿Pero aparte de la leyenda, tendríamos que tener algún dato concreto de su existencia? Preguntaréis, ¿y quien nos dice que no fue así?
Recreación de la Biblioteca de Alejandría |
Como comenté en artículos anteriores Platón por ejemplo nos narra su grandeza y ocaso, quizás hubiesen más papiros que nos hablasen de los atlantes, pero por desgracia el saber de la antigüedad se acumulaba principalmente en un solo lugar: la Biblioteca de Alejandría, la cual sufrió grandes catástrofes que acabaron con buena parte del saber que el ser humano había acumulado hasta la fecha: El asalto de Julio Cesar en el 48 a.c (aunque hay versiones que indican que apenas fue afectada), la destrucción de millares de manuscritos por parte del califa Umar ibn-al-Jattab, su saqueo por los emperadores Aureliano en el 271 y Diocleciano en el 297. Y la famosa destrucción de su sucesora recreada en la película Hipatia: el Serapeo, cuando Teodosio el ¿Grande? ordenó la destrucción de todos los templos paganos. Con seguridad, por culpa de la mayor desgracia que ha sufrido la humanidad: la desaparición de La Gran Biblioteca y el conocimiento que albergaba, hayamos perdido la memoria de aquella civilización y sus logros.
Carnac |
Pero, ¿los supervivientes no pudieron rehacerse de tamaña desgracia? Es la otra gran pregunta. Quizás hoy en día nos sería más fácil sobreponernos a un gran cataclismo, como una gran tormenta solar que destruyese nuestra tecnología, pues tenemos miles de millones de libros repartidos por todo el mundo y millones de universitarios con amplios conocimientos en todas las materias, técnicos, mecánicos, operarios especializados... Nos costaría más o menos, pero con esfuerzo y si no cayéramos en el más absoluto caos, nos levantaríamos más pronto que tarde. Pero imaginad que no existiesen libros, que todo nuestro saber solo existiese en internet, que solo unos privilegiados supieran usarlo y que el único ordenador estuviese en Nueva York y que la ciudad de la Estatua de la Libertad fuese borrada del mapa en un día por un cataclismo. Si, lo perderíamos todo y difícilmente nos sobrepondríamos.
De todas formas, ¿quién nos dice que no lograran levantarse de su caída, quizás no con todo su esplendor, y que las civilizaciones de la antigüedad cuyo origen está lleno de sombras: Griegos, micénicos, tartésicos, egipcios... haya que buscarlo en los supervivientes de una civilización destruida, dispersada y aislada por la todopoderosa naturaleza? ¿Qué más nos aguarda bajo las arenas del Sahara antaño fértil y que ahora se cree ocupado por el hombre antes de su desertificación? ¿O bajo las aguas del Mediterráneo? Estoy seguro que en un futuro no muy lejano, la arqueología nos deparará grandes sorpresas y rescataremos del olvido nuestro pasado.
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