Todos hemos oído hablar de Noé y su increíble historia del arca, donde él, su familia y una pareja de cada especie animal se salvaron de un gran diluvio navegando en un barco construido por orden de Dios. La ciencia ha rechazado siempre de plano semejante idea, negándose de forma categórica a ni tan siquiera plantearse que pudiera haber un poso de verdad en dicha historia. Para la ciencia, la Biblia no puede tener razón ni estar en lo cierto, pues para muchos eso significaría perder la larga batalla por la razón que contra el fanatismo religioso se ha librado desde que la lógica nació como tal.
El arca de Noé de Jacopo Bassano |
¿Pero es todo una fábula tal y como afirma el mundo científico? ¿O los árboles no nos dejan ver el bosque? Es evidente que la historia que narra la Biblia no se puede tomar de forma literal, y es absurdo pensar que una pareja de cada especie animal de La Tierra cupiese en un arca por muy grande que fuese o que las especies o incluso los humanos fuesen viables genéticamente con tan pocos individuos. Aquí la ciencia es rotunda y yo estoy con ella. Es más, no creo que ni tan siquiera existiese la figura de Noé, ¿pero eso implica que la historia del diluvio no sea cierta? En demasiadas ocasiones hemos visto como las leyendas están basadas en hechos reales que fueron narrados y explicados por nuestros antepasados como pudieron por su contexto cultural o como la tradición oral los fue adornando y alejando de la verdad con el paso del tiempo. Es evidente que para un romano de Pompeya, fueron los Dioses quienes los castigaron haciendo estallar el Vesubio y así nos lo contaría, el que ningún Dios sea el causante de la erupción no significa que ésta no se produjese.
La mayoría de vosotros será conocedor de que la historia de Noé es similar por no decir idéntica a la epopeya sumeria de Gilgamesh, mucho anterior a la historia bíblica. No nos puede extrañar, pues Abraham, el padre de Israel y fundador del judaísmo, nació en la ciudad de Ur y es más que probable que oyera ésta fábula y la incorporase a la tradición oral del pueblo hebreo, por supuesto añadiendo sus connotaciones culturales y religiosas. Esto explicaría como la historia de Gilgamesh, más realista para nuestros cánones científicos se convirtió en la de Noé, digamos que menos creíble desde un punto de vista racional. Sin duda el cristianismo y el islam incorporaron a su vez con sus "peculiaridades" esta leyenda a su tradición religiosa.
Bien, hasta aquí nada extraño - diréis. Unos pocos menos seréis conocedores de que en la mitología griega también existe la leyenda del diluvio. En este caso el enojo de Zeus con la humanidad provoca que éste la destruya con un gran diluvio, pero Prometeo se apiada de nosotros y avisa a Deucalion (El Noé griego), quien construye una arca donde se refugian él, su esposa y una pareja de cada animal. Finalmente las lluvias cesan varando la nave en este caso en el monte Parnaso y tras un sacrificio logran el perdón de Zeus, repoblando de nuevo La Tierra. ¿Os suena?
Grecia está muy cerca de Israel, las culturas pudieron influenciarse y haber un trasvase de leyendas - seguiréis dudando. No os falta razón y es muy probable que así sucediese, pero... ¿Y si al otro lado del Atlántico hubiese la misma leyenda?
Pyrrah y Deucalion de Giovanni Benedetto Castiglione |
Muchos de los que no son nacidos en un país iberoamericano, desconocerán que en las culturas precolombinas también existe la tradición del Gran Diluvio. Los aztecas lo achacan a la diosa Chalchitlicue, una vez más un hombre y una mujer embarcados en un bajel junto con varios animales logran escapar a la ira divina. En este caso es un colibrí y no una paloma quien les avisa de la existencia de tierra firme. La misma historia la encontramos narrada en el libro sagrado del Popol-Vuh de la civilización Maya con el Dios Hurakán.
Los indios cañaríes de los andes también hablan de esa inundación, ellos dicen que se salvaron subiendo a una montaña mágica. Los españoles dejaron por escrito en las crónicas de la conquista que encontraron en Venezuela a una raza de indios blancos que decía llamarse Atlán y cuya tradición oral afirmaba que eran los descendientes de los supervivientes de un gran diluvio. La cultura de Tiahuanaco repite el mismo patrón, ellos hablan de una raza de gigantes barrida por las aguas, tras lo cual, el Dios Viracocha creó a nuestra civilización: los hombres de barro... ¿Curioso no?
Ya menos sabrán que los propios indios Hopi, en Estados Unidos, mencionan como la humanidad fue destruida por tercera vez con una enorme inundación en la que un gran continente llamado Kasskara situado en el pacífico, desapareció. O los propios inuits en Alaska, quienes en sus tradiciones tienen la gran inundación seguida de grandes terremotos de la que solo escaparon los pocos humanos que lograron subir a las montañas más altas. O incluso los indígenas de la costa pacífica norteamericana, quienes narran una historia que merece especial atención. Además del diluvio y la salvación mediante barcos y canoas de parte de la población, nos narran que en la civilización anterior los continentes eran uno solo, donde se hablaba una sola lengua y que tras la separación de las tierras la humanidad se dispersó y nacieron los idiomas de la antigüedad ¿No os recuerda al mito de la torre de Babel?
Estas innumerables leyendas a un lado y otro del Atlántico deberían hacernos reflexionar sobre que algo debió de suceder en la antigüedad, aún más cuando seguimos indagando y comprobamos que el mito de un gran diluvio o inundación son globales en todo el planeta:
En la mitología de los pueblos Yao y Miao en China, se cuenta como los hermanos Fu Xi escaparon de una inmensa inundación en un barco. Las leyendas védicas inciden en la misma idea del arca, la pareja de animales y su desembarco en la cima de una montaña, en su caso hablando de Manu Vaisvasvata en el papel de Noe, salvado por el aviso de Vishnu.
En la África más profunda también encontramos el mito en el pueblo olvidado de los Mambutes, donde Nohge, junto con sus animales, sobrevive a una inundación que cubre todo el planeta porque sus tierras no son inundadas por la gracia de la divinidad. Él vivirá en su improvisada isla llamada "paraíso" hasta que las aguas desciendan.
Incluso en la absolutamente aislada Australia, los aborígenes recuerdan un diluvio. O los hawaianos y la ira, una vez más acuática, del Dios Tangaloa. O los habitantes de Pascua quienes lloran la perdida de la isla-continente de Hiva y se declaran descendientes de los supervivientes de tamaña catástrofe.
Podría seguir enumerando más leyendas pero creo que ya os hacéis una idea de que a pesar de su diferente folclore, todas las civilizaciones del mundo comparten un mismo mito: Una catástrofe de tamaño inimaginable asoló la humanidad en tiempos remotos destruyendo a una civilización humana. Es evidente que no podemos tomar por literales ninguna de estas tradiciones pero no nos queda otra que admitir que algo sucedió en la antigüedad que marcó a toda la humanidad a nivel global y que se quedó grabado a sangre y fuego en forma de leyenda en todas y cada una de las culturas que hay sobre la faz de La Tierra.
¿Pero hay pruebas de ello? Sin duda las hay. Quizás no sean tan evidentes o si, sí se miran los hechos y las evidencias con mente abierta. Es evidente y ya no lo pone en duda nadie desde el mundo académico que un gran cambio climático se produjo a nivel mundial al final de la última glaciación. Es un hecho que el desierto del Sahara se convirtió en un vergel sobre el 10.000 a.c (hacia el 6.000 a.c el Sahara comenzó de nuevo un proceso de desertización), al mismo tiempo que el Mediterráneo inundaba lo que hasta ese momento era un lago: el mar Negro, sufriendo un aumento del nivel del mar de más de un centenar de metros.
Quizás el deshielo de la última glaciación se produjo en muy poco tiempo y fuese lo que provocó una enorme inundación a nivel global, algo no descabellado de pensar, ya que ha sucedido anteriormente. En un principio se pensó que el Mediterráneo se formó poco a poco con el paso de centenares de años, los últimos estudios nos dicen que algo sucedió y que en verdad nuestro Mare Nostrum se creó en tan solo dos años, subiendo el nivel de las aguas 100 metros diarios.
Quizás el deshielo de la última glaciación se produjo en muy poco tiempo y fuese lo que provocó una enorme inundación a nivel global, algo no descabellado de pensar, ya que ha sucedido anteriormente. En un principio se pensó que el Mediterráneo se formó poco a poco con el paso de centenares de años, los últimos estudios nos dicen que algo sucedió y que en verdad nuestro Mare Nostrum se creó en tan solo dos años, subiendo el nivel de las aguas 100 metros diarios.
Pero esos son pruebas circunstanciales, lo sé. Vayamos a algo más concreto: Puma Punku, el lugar clave que desde mi punto de vista apunta a una civilización humana anterior a la nuestra. Ya hemos visto en artículos anteriores como los bloques de piedra parecen literalmente cemento y cuyo asombroso y complicado diseño (incluso hoy en día) solo es explicable por creación de piedra artificial. Lo que pocos sabéis es que el patrón de diseminación de los restos a lo largo del yacimiento no apunta a su destrucción por terremotos o por acción del hombre, sino a que sus edificios fueron barridos por una enorme inundación.
Otro ejemplo es la ciudad mítica de Dwaraka que según el libro sagrado hindú del Mahábharata fue destruida por una gran inundación:
“El mar, que había estado golpeando contra la orilla, de repente rompió el límite que se le impuso por la naturaleza. El mar se precipitó contra la ciudad. Corría por todas las calles de la hermosa ciudad. El mar cubrió en pocos segundos toda la ciudad. Arjuma vio los hermosos edificios sumergidos uno a uno. Dio un último vistazo a la mansión de Krishna. En cuestión de unos minutos todo había terminado. El mar se había vuelto ahora tan plácido como un lago. No había rastro de la hermosa ciudad que había sido el lugar predilecto de los Pandavas. Dwaraka era sólo un nombre, solo un recuerdo”.
De nuevo la arqueología catalogó como mito poco creíble a la leyenda, sin embargo hoy en día se está excavando bajo las aguas del mar la ciudad ya no mítica de Dwaraka, a la cual se le ha calculado una antigüedad de, otra vez, alrededor de los 12.000 años. De la fecha de su destrucción aún no tenemos datos fiables.
También tenemos nuevos descubrimientos de restos arqueológicos submarinos de población humana sedentaria en el mar negro, frente a las costas turcas y que de nuevo arrojan una antigüedad de 10.000 años y que en algún momento de la antigüedad fueron engullidas por las aguas. Y parece que también los hay en el golfo de Cádiz...
¿Pero cómo no sobrevivió nada? ¿Es posible que se perdieran todos sus conocimientos? En este punto quiero recordar que no creo que fuese, y no estoy hablando de una civilización perdida comparable a la actual... Y si, es posible perder todo el conocimiento. Pero creo que por hoy ha sido suficiente, la semana que viene más :)
Telita la traducción.
ResponderEliminarLo mas extrañó es lo del mar golpeando contra la orilla porque eso no es muy habitual.
Me interesan estos temas pero me da rabia el desconocimiento que hay. Hay que leer las versiones originales. Las tienes en internet.
Perdona por la tradanza en contestar, mi vida ha sido un tobogán estos meses... sí, lo dificil es fiarte de las traducciones de lenguas antigüas... pero tienes razón, tengo que ir con más cuidado a la hora de elegirlas.
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