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miércoles, 6 de mayo de 2015

Días de libros

Ya ha pasado la Feria del Libro, al menos en Valencia, ya que aún me queda por delante la de Madrid en Junio. Han sido días intensos... y cansados. He vivido un carrusel de emociones: reencontrándome con conocidos, descubriendo a gente maravillosa, saludando a amigos a un lado y otro de los stands llenos de libros, firmando... incluso con tiempo para conocer a libreros a los que hablar, como diría Francisco Umbral, de mi libro.
 
Es un privilegio poder estar por segunda vez en el otro lado de la Feria, el del interior de la caseta. ¡Cuán diferentes se ven las cosas desde ahí! Y ese es el sentido de este pequeño artículo: que conozcáis a partir de mi experiencia como vive y siente un escritor novel en estos días de libros que, aunque cada persona sea un mundo, a buen seguro que muchos jóvenes escritores se sentirán reflejados.
 
La sensación de vértigo e incredulidad es lo primero que vuelve a aparecer a medida que se acerca el día de ir a la caseta a firmar: ¡aun no puedo creer que la novela este publicada y en las estanterías de las librerías! La emoción y la ilusión no han perdido fuerzas aunque sea ya el segundo año que acudo a Viveros, los jardines donde se celebra. De verdad espero que jamás desaparezca esa sensación, que nunca me acostumbre y deje de emocionarme que alguien quiera comprar una novela escrita por mí. Que nunca considere la escritura un trabajo y vender libros una obligación. Si llega ese día sabré que es hora de dejarlo. De momento y aunque solo uno este publicado, sigo escribiendo con ilusión la cuarta novela.
 
Luego llega el stress, ¿venderé algún libro? ¡Hay tantos libros y tan buenos escritores! Dudar es inevitable, somos humanos. Pero la angustia desaparece pronto ¿Qué más da? Me digo a mi mismo, las experiencias que he vivido desde que "El Despertar de Helios" se publicó siempre se quedarán, vayan como vayan las cosas esos maravillosos recuerdos nadie me los podrá arrebatar, aunque... ¡seguro que mi editor no piensa lo mismo!

Decidí acercarme un día que no firmaba, con mis marca-páginas del libro para tratar de promocionarlo. La verdad es que sentí un no sé qué, que qué sé yo. Es extraño el tratar de ofrecer propaganda de tu propio libro, pero con vergüenza no se va  a ningún lado. Traté de discernir a quien le podría interesar el libro, como sabéis un thriller con toques de ciencia ficción. Desistí de inmediato, nunca se debe prejuzgar a quien le puede interesar el libro, más sabiendo como sé de personas jubiladas que han quedado encantadas con la historia que narro en la novela... y chicos jóvenes, muy jóvenes... así que le eché valor. La humildad, la educación y una sonrisa sea cual sea la respuesta siempre debe ser lo que gobierne nuestras vidas y la verdad es que debo agradecer a todos aquellos que tuvieron la amabilidad de parase, escucharme unos segundos y recoger uno de los marca-páginas que les ofrecía, porque no encontré en nadie una mala cara o un mal gesto, al contrario. De hecho nadie rehusó hablar conmigo. Quizás algunos de vosotros os hayáis interesado y seáis algunos de los que lean este artículo. En ese caso, gracias por darme parte de vuestro valioso tiempo y a los que habitualmente me leéis ¡también!

Los autores noveles hemos de ser conscientes de eso, de que somos desconocidos. Un libro no es barato, más hoy en día cuando muchas personas o no llegan (o lo hacen a duras penas) a fin de mes. Es normal que quieran asegurarse de que la historia y la forma con la que está narrada, sean de calidad.
 
Y llego el primer día de firmas, acercándome a la caseta me asaltó un nuevo sentimiento: el de responsabilidad. Firmaba en El Corte Inglés. Uno se siente abrumado que una librería tan grande y conocida te permita, siendo autor novel, firmar en su caseta. Nada más lejos de la realidad, la verdad es que desde el principio, cuando les pedí si podía tener el libro en su tienda todo fueron facilidades y ayuda, lo mismo me ocurrió con Casa del Libro.... Quizás los autores noveles tenemos ideas preconcebidas erróneas del mundo editorial, todo no es tan inaccesible.

Pero el pánico escénico es inevitable, no quería quedar mal no vendiendo ningún libro, más por agradecimiento por darme la oportunidad que por mí mismo. Mis primeros minutos fueron extraños. El recibimiento fue amable y cordial pero estaba en un lugar donde no conocía a nadie y con la presión de no quedar, porque no decirlo, como un tonto. Al principio estaba allí de pie, reconozco que un poco abrumado, pero como en el día anterior, decidí explicar a quien se interesaba por los libros expuestos que es lo que podían encontrar en mi novela  ... ¡Y vendí! Es una sensación inimaginable que alguien se interese por algo que has creado tú, sea lo que sea. Pero lo mejor de la tarde fue conocer e intimar un poco más con los chic@s de El Corte Inglés. Conocer a personas como ellos me da esperanzas en que podemos salir adelante a pesar de todos los corruptos que semana y casi día tras día, copan las noticias de prensa escrita y televisión. Gracias por existir, hacéis de la humanidad una especie mejor.

El segundo día de firmas lo hice en Bibliomania, quienes fueron los primeros en darme la oportunidad de ir a Feria del Libro el año anterior. Nunca estaré lo suficientemente agradecido. He de reconocer que aquí estaba más tranquilo, junto a mí estaba Mercedes Cervantes, escritora y la primera periodista que me entrevistó en su programa de radio: SolTame. Elisa, siempre amable y durante un par de horas compartí caseta con Carmen Alcaide. Y aquí me ocurrieron dos de los momentos más emocionantes que me han pasado como escritor:

Un chico de nombre José (¡cómo no en Valencia!) vino a buscar a propósito mi libro porque una amiga se lo había leído y recomendado fervientemente. Si os he de ser sincero me quede sin habla. No sé si venderé mucho o poco pero ya me da igual, me siento pleno con haber conseguido que una persona desconocida, sin ojos predispuestos a que le guste quizás por una amistad íntima, leyera la novela y se entusiasmara con ella, con haberla hecho feliz por unos instantes.

Y ese mismo día, permitidme mi pequeño momento de vanidad, otros dos chicos me pidieron mi primera foto. Aún no he asimilado que alguien que no fuese amigo haya querido hacerse una foto conmigo por ser... ¡escritor! Espero corresponderles haciéndoles pasar un buen rato cuando lean la novela.

Tras los días de firmas, me acerqué como un visitante anónimo más entre otros tantos cientos, fui a saludar y comprar su nuevo libro, "Asalto al tren pagador", a mi amigo José Antonio Vidal, otra de las grandes alegrías que me ha traído esta aventura, quien por dos veces y estando delicado de salud ha hecho el esfuerzo de presentar mi novela. Pero os he de confesar que ya nunca será igual para mí, mis ojos ya no miraban de igual forma el interior de las casetas ni a los esforzados autores. Ahora los comprendía completamente, sabía lo que pasaba por sus cabezas cuando miraban a los visitantes.

Estos días de libros me han hecho pensar...

Soy una persona con suerte, no por haber publicado y cumplido mi sueño de ser escritor, sino por la gran cantidad de nuevas personas que están llegando a mi vida de una calidad humana excepcional y que se unen a las que ya me acompañaban en este tortuoso camino que es la vida y que la hacen más llevadera.

Por último me gustaría hacer una pequeña reflexión de como el público que está al otro lado de la caseta nos ve a los que estamos dentro firmando libros. Estos chicos tenían cierto reparo, quizás vergüenza de hablar conmigo y eso que no soy nadie en el mundo de la novela. Tengo la sensación de que me veían fuera de su mundo, como si perteneciese a otra realidad diferente a la suya... es posible que muchos escritores hayan olvidado la dureza de los inicios, quizás nunca fueron difíciles para algunos de ellos, o a lo mejor son las ideas preconcebidas y erróneas que tenemos de las personas famosas. Por favor, aunque llegase a ser alguien en este mundo os pido que nunca dejéis que el champan (si es que algún día lo hay) se me suba a la cabeza. Recordad que mejor o peor, soy solo una persona que narra historias, nada más, eso no me convierte ni en mejor ni en peor persona que nadie.

Espero que este cúmulo de experiencias os animen a no dejar de lado vuestros sueños, a pelear por ellos, a vivir sensaciones que jamáis olvidaréis y que será lo único que os llevéis a donde quiera que vayamos cuando dejemos este mundo... ¡y que esperemos que sea lo más tarde posible! De todo corazón, gracias.
 
 
 
 
 

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