Creo que antes de empezar a hablar sobre ellas es necesario explicar que son las ECM, las “Experiencias Cercanas a la Muerte”. Creo que el nombre no deja lugar a dudas: son las vivencias de aquellas personas que por diversas causas han estado muertas desde el punto de vista médico estricto durante unos minutos y que han logrado revivir, o bien por si solas o por la labor de un equipo sanitario.
Hasta aquí no hay nada anómalo,
lo interesante ocurre cuando tras la dura experiencia de morir, un número
creciente de pacientes relatan vivencias más o menos increíbles durante esos
minutos donde su encefalograma estaba plano. La mayoría de vosotros habrá oído
hablar del “túnel” en el que al final existe una potente luz donde nos esperan
una serie de figuras que en la mayoría de casos se relaciona con familiares. Ya
en la antigüedad se hablaba de dicha experiencia. También El Bosco pintó “la
Ascensión al empíreo” que podéis ver en la imagen como un reflejo de que en
verdad no hay nada nuevo bajo el Sol, como sentenció Salomón.
Según relatan la mayoría de quienes
han experimentado una ECM, al morir se ven inmersos en un túnel oscuro en el
que una luz brillante situada al fondo parece atraerles. En un estado de
ingravidez se acercan hacia ella flotando, siempre con sensación de paz y sin
temor alguno. Una vez están en ese “otro mundo”, al parecer pierden todo
interés sobre nada que sea material y los recuerdos de su vida se desvanecen
poco a poco. A medida que se aproximan a la luz, ésta se va haciendo más grande
e incluso empiezan a surgir figuras en mitad de ella, al principio borrosas
pero que poco a poco se hacen visibles y que en la mayoría de los casos acaban identificándolas
como familiares queridos. La vivencia termina cuando estos entes les indican
que aún no ha llegado su hora y que han de volver a la vida.
El catálogo de ECM no se circunscriben
en exclusiva al “túnel”, hay pacientes que relatan que se ven trasladados fuera
de sus cuerpos y flotando en el aire se ven morir, oyen y ven las acciones de
los médicos mientras la temida raya se queda plana. Luego algún tipo de fuerza
los empuja a regresar a su cuerpo. Otros relatan que se ven en un lugar
conocido: su casa, la de los padres, un lugar donde se sintieron felices y que
sienten como alguien les llama y al abrir una puerta observan la famosa luz
potente y a sus familiares. Otros llegan a parajes estrambóticos dónde la
música se puede ver, los colores oírse… Y los hay, muy pocos o al menos que lo
hayan dicho abiertamente, que sufren una experiencia terrorífica que los
cristianos asociarían al infierno. Y sí, también están los que no recuerdan
nada.
Sé que todo esto suena a fantasía
o alucinación, muchos indicarán que la cultura popular es la que desde el
subconsciente hace que el paciente moribundo viva ésta y no otra. Yo veo un patrón,
os explicaré el porqué. Me diréis también que en estos casos todo depende de la
subjetividad e incluso siendo duros, de la credibilidad del paciente. Es
cierto, pero existen casos que van más allá de toda duda. Nuestro “yo” va a
algún lugar al morir y dicha experiencia no se debe a ningún tipo de drogas o alucinación.
Una de esas casuísticas se produce cuando los pacientes que mueren durante una
operación y donde se constata un encefalograma plano (por tanto con las
funciones visuales y auditivas completamente apagadas), al volver a la vida
relatan a sus propios cirujanos hasta el mínimo detalle de como consiguieron
revivirlos y las conversaciones que mantenía el personal médico.
El caso que más me impactó fue
el del prestigioso neurocirujano Eben Alexander, quien él mismo sufrió una ECM.
Al cuarto día de caer en coma debido a una meningitis cerebral, Alexander
experimento la estancia en lo que él describe como “El Paraíso”, en este punto
hay que recalcar que era hasta ese momento un no creyente. Como cabría esperar
y una vez recuperado de su grave enfermedad, en un principio achacó sus
alucinaciones al ya mencionado mecanismo de defensa. Su curiosidad científica
le llevó a estudiar su propio caso médico, y a medida que lo hacía se convenció
de que su ECM había sido real y no fruto de alucinación o droga natural creada
por el cuerpo: su neocórtex había sido
devastado por la meningitis y era imposible a la vista de los datos médicos
propios que analizó que pudiera tener sueño, pesadilla o alucinación alguna,
según él: el cielo existía (podéis leer acerca del caso de su propia mano en el
libro "La Prueba del Cielo").
Otro libro interesante que
habla de estos casos es “El médico perplejo”, es un trabajo de campo muy serio
elaborado por el doctor Robert S. Barrow durante varias décadas de trabajo y
entrevistas a personal médico de numerosos hospitales. Creedme que de verdad
hay hechos que no tienen explicación en base a la oficialidad actual.
La corriente oficial sigue
sosteniendo que las ECM son alucinaciones provocadas por el cerebro al inyectar
sustancias químicas que nos ayudan a morir de forma plácida, es algo a lo que
yo mismo le doy muy poca credibilidad científica. Es evidente que la angustia a
morir es una cuestión psicológica
abstracta, derivada de la conciencia del yo y que va más allá de las
funciones físicas corporales, entonces… ¿Cómo es posible que la naturaleza haya
creado un mecanismo para dulcificar la muerte? ¿Cómo sabe que la muerte nos va
a angustiar y que necesitamos dicha ayuda? ¿Acaso cuando pasamos a ser animales
racionales nuestra propia conciencia dirigió nuestra evolución creando este
mecanismo? ¿Somos entonces dueños de nuestra propia evolución? En ese caso, el hombre siempre ha soñado con volar… ¿Por qué
no volamos? Mi conclusión es sencilla: no hay drogas que expliquen dicho
fenómeno, la respuesta debe ser otra y la mía es como ya supondréis: la
conciencia cuántica.
Si en verdad nuestro “yo” es
energía almacenada de forma cuántica que se sustenta y “engancha” a nuestro
cuerpo de forma temporal, y creo firmemente que así es, las ECM cobran todo su
sentido, incluso el propio túnel lo cobra. Hay estudios que indican que es muy
probable que a niveles cuánticos se produzcan de forma continua mini agujeros de
gusano (ya hablaremos de ello en profundidad y de su relación con el tiempo),
es curioso que los modelos teóricos (no hemos creado ninguno y por tanto no se
puede afirmar cuál es su forma, si es que solo hay una) los describan como
túneles, todos tenemos en mente los saltos al hiperespacio de “Star Trek” o “La
Guerra de las Galaxias”. Si nuestra muerte implica esa liberación de nuestro yo
cuántico tendría sentido que ese salto se realizase a través de un agujero de
gusano y tuviera todo el sentido la existencia del famoso túnel.
Las experiencias de oír colores, ver la música también cobran todo su sentido, pues en el mundo cuántico todo eso es posible, en el Universo Cuántico todo es caos. También lo tendrían esas experiencias extracorpóreas donde se flota mientras se observa el propio cuerpo muerto, la energía no tiene restricciones. Creo que las ECM es otro ladrillo que cimenta mi idea de que debemos ser energía cuántica y que sea lo que sea, y vayamos donde vayamos. Aún hay muchas preguntas sin resolver: ¿Qué les hace volver? ¿Qué es ese lugar al que van? No tengo las respuestas, pero creo que no me importa no conocerlas, lo que más llamativo me ha resultado de este mundo es que la mayoría de las personas que han sufrido una ECM no querían regresar a sus cuerpos, pero cuando lo hacen dejan de temer a la muerte y lo más importante, pierden el miedo a vivir.
Las experiencias de oír colores, ver la música también cobran todo su sentido, pues en el mundo cuántico todo eso es posible, en el Universo Cuántico todo es caos. También lo tendrían esas experiencias extracorpóreas donde se flota mientras se observa el propio cuerpo muerto, la energía no tiene restricciones. Creo que las ECM es otro ladrillo que cimenta mi idea de que debemos ser energía cuántica y que sea lo que sea, y vayamos donde vayamos. Aún hay muchas preguntas sin resolver: ¿Qué les hace volver? ¿Qué es ese lugar al que van? No tengo las respuestas, pero creo que no me importa no conocerlas, lo que más llamativo me ha resultado de este mundo es que la mayoría de las personas que han sufrido una ECM no querían regresar a sus cuerpos, pero cuando lo hacen dejan de temer a la muerte y lo más importante, pierden el miedo a vivir.
Recordad que podéis recibir de forma cómoda y gratuita los artículos (y solamente los artículos) que vaya publicando introduciendo vuestro correo electrónico en el campo "Sígueme por E-mail" que encontraréis en la columna de la izquierda.
Existe un nuevo factor a considerar, se denomina N,N-dimetiltriptamina, una molecula perteneciente al grupo de las triptaminas, abundante en ciertas plantas de la floresta tropical de Sur y Centro America. La DMT se ha detectado en la orina y sangre de ciertos mamifero incluyendo al humano, lo cual hace pesar los cientificos que se sintetiza tambien en el cuerpo humano, concretamente por la glandula pineal.
ResponderEliminarInteresante aporte, lo desconocía. Leeré sobre el tema. ¡Gracias!
ResponderEliminar