La semana pasada hablamos de que la naturaleza de la conciencia al parecer es energética, de origen cuántico (es decir, la energía creada desde de la partículas subatómicas) y no es una parte física de nuestro cuerpo. Si esto fuera así, el abanico de capacidades de las que dispone nuestro cerebro y que no hacemos uso de ellas podría sería abrumadora, también encontraríamos explicaciones a infinidad de fenómenos que hoy en día tachamos de absurdos cuando no directamente de superchería. Trataremos de ir desgranando poco a poco, pero desde luego, desde mi punto de vista, la conclusión más importante de todas es que el alma existe y es energía.
Pero vayamos paso a paso. Primero hay que conocer si es cierto que la conciencia es energía cuántica. En los años 90, el profesor de matemáticas de la Universidad de Oxford, sir Roger Penrose y el anestesista y profesor de la Universidad de Arizona Stuart Hammeroff, postularon que en el interior de las neuronas existían unas mini partículas llamadas microtúbulos que eran los responsables de sostener y generar actividad cuántica, es decir, eran el sostén de la conciencia. Su teoría se denominó la Orch OR (reducción objetiva concertada).
Como os podéis imaginar, su teoría fue criticada sin piedad, pero muy poco después de publicarla en la revista científica Physorg, se demostró la existencia de los microtúbulos. Entonces se dijo que era imposible que en el cerebro, un lugar húmedo y caliente, se pudiese crear ninguna actividad cuántica, que ningún ser biológico podía generar dicha energía y entonces se demostró su existencia en la fotosíntesis de las plantas, y luego en el olfato y en la orientación de los pájaros...
Al parecer las neuronas no condicionaban la conciencia, si no que era la energía cuántica quien condicionaba a las neuronas. Eso explicaba la milagrosa recuperación de funciones perdidas de los pacientes con graves traumatismos cerebrales, los datos, los programas, seguían ahí, no se habían perdido ya que, como dice el primer principio de la termodinámica: “la energía ni se crea ni se destruye, solo se transforma”.
¿Pero
son solo teorías o hay algo comprobado? Me preguntaréis, no, no son solo invenciones.
El profesor Anirban Bandyopadhyay, del Instituto de Ciencias Materiales de
Tsukuba, Japón, logró reproducir en laboratorio el funcionamiento de los
microtúbulos, es real, la conciencia parece que es energía cuántica. Aún se
está investigando sobre esta nueva naturaleza cuántica de la conciencia, a los
que queráis profundizar en detalle en los experimentos de Penrose y Hammeroff,
podéis leer sus estudios en la revista Physics of Life, donde fueron publicados
en 2013:
- Consciousness
in the Universe: A Review of the “Orch ORtheory”, DOI
10.1016/j.plrev.2013.08.003
- Reply
to criticism of the “Orch OR qubit”, DOI 10.1016/j-plrev.2013.11.00
- Consciousness
in the universe, DOI 10.1016/j-pelrev.2013.08.002
Esto nos lleva mucho más allá, explicaría, por ejemplo, porqué nuestra conciencia puede interactuar con las máquinas del experimento GCP (los mini ordenadores que se dedican en exclusiva a sacar 0 y 1 de forma aleatoria y que al parecer sus resultados se ven afectados por eventos humanos globales: grandes catástrofes, grandes alegrías como el fin de año…),que solo se dedican a influir en sus resultados, no es magia, es ciencia, es energía. Ya hemos visto como está demostrado que las partículas cuánticas son capaces de modificar de forma instantánea a sus vecinas a través del entrelazamiento cuántico, por tanto, si nuestra conciencia es energía cuántica puede modificar lo que nos rodea en función de la voluntad de nuestra conciencia, modificando las pequeñas partículas subatómicas de lo que nos rodea.
Aún hay mucho que aclarar, mucho que entender sobre el funcionamiento cuántico de nuestro cerebro, pero todo indica que nuestra memoria, lo que somos, se guarda en una nube energética cuántica sostenida por los microtúbulos neuronales, esta, al igual que en un ordenador, se almacena en forma de bits, en este caso llamados qubits (bits cuánticos). Nadie hasta ahora ha sido capaz de crear un ordenador que ni tan siquiera se acerque a las capacidades de procesamiento del cerebro. Habréis oído que las grandes multinacionales están muy cerca de lograr fabricar el primer ordenador cuántico y que éste revolucionará la informática, multiplicando la velocidad y capacidad de procesamiento por varios millones de veces del ordenador más potente del que disponemos hoy en día. Esta naturaleza cuántica explicaría el porqué de la maravilla de nuestro cerebro y su actual aplastante superioridad a cualquier máquina que hayamos fabricado.
Pero dejadme que vaya mucho más allá, la conciencia cuántica implica que la espiritualidad y la ciencia se reconciliarán de nuevo, ya que la más grande implicación de esta naturaleza de nuestro yo es que es inmortal. Cuando muere nuestro cuerpo, muere la parte física, muere nuestro PC, pero la información, lo que somos, internet si seguimos el ejemplo de los ordenadores, no muere, sigue ahí, porque hay una verdad absoluta termodinámica, la hemos dicho antes: “la energía ni se crea ni se destruye, solo se transforma”, por tanto, si lo que somos está almacenado en forma de energía cuántica, cuando nuestro soporte físico muera ésta no lo hará, seguirá siendo energía, pero sin un anclaje físico y sin duda será, no se destruirá. ¿Qué seremos? ¿Qué recordaremos? ¿Perderemos nuestras vivencias? No tengo la respuesta, ¡Qué más quisiera! Desde luego seguiremos siendo, otra cosa es como seamos, yo no creo que vayamos a ningún sitio lleno de arpas y angelitos bonachones, pero sin duda seremos.
Hasta ahora hay muchos fenómenos que se catalogan como paranormales, que se desprecian de forma rápida y despiadada como imposibles y que ahora cobran sentido, quizás no sean tan ilusiones como la ciencia ortodoxa nos quiere hacer ver. Por ejemplo ahí están los casos de las ECM (Experiencias cercanas a la muerte), donde personas que han muerte al menos temporalmente y luego han regresado, nos relatan vivencias increíbles, mundos fantásticos e imposibles, ¿lo son tanto? Me pregunto. Algunos de ellos hablan de que en “el otro lado” los colores se oyen y la música se ve. Locuras decimos desde nuestra racionalidad, pero es probable que seamos nosotros los equivocados, si esas personas han sufrido una liberación de su yo cuántico y pasan a ser energía… si es probable que esas experiencias sean reales, en el mundo cuántico todo es caos y todo es posible. En los siguientes artículos hablaremos de si esos fenómenos que denominamos paranormales en verdad tienen una explicación a través de la energía cuántica.
Aún hay mucho que aclarar, mucho que entender sobre el funcionamiento cuántico de nuestro cerebro, pero todo indica que nuestra memoria, lo que somos, se guarda en una nube energética cuántica sostenida por los microtúbulos neuronales, esta, al igual que en un ordenador, se almacena en forma de bits, en este caso llamados qubits (bits cuánticos). Nadie hasta ahora ha sido capaz de crear un ordenador que ni tan siquiera se acerque a las capacidades de procesamiento del cerebro. Habréis oído que las grandes multinacionales están muy cerca de lograr fabricar el primer ordenador cuántico y que éste revolucionará la informática, multiplicando la velocidad y capacidad de procesamiento por varios millones de veces del ordenador más potente del que disponemos hoy en día. Esta naturaleza cuántica explicaría el porqué de la maravilla de nuestro cerebro y su actual aplastante superioridad a cualquier máquina que hayamos fabricado.
Pero dejadme que vaya mucho más allá, la conciencia cuántica implica que la espiritualidad y la ciencia se reconciliarán de nuevo, ya que la más grande implicación de esta naturaleza de nuestro yo es que es inmortal. Cuando muere nuestro cuerpo, muere la parte física, muere nuestro PC, pero la información, lo que somos, internet si seguimos el ejemplo de los ordenadores, no muere, sigue ahí, porque hay una verdad absoluta termodinámica, la hemos dicho antes: “la energía ni se crea ni se destruye, solo se transforma”, por tanto, si lo que somos está almacenado en forma de energía cuántica, cuando nuestro soporte físico muera ésta no lo hará, seguirá siendo energía, pero sin un anclaje físico y sin duda será, no se destruirá. ¿Qué seremos? ¿Qué recordaremos? ¿Perderemos nuestras vivencias? No tengo la respuesta, ¡Qué más quisiera! Desde luego seguiremos siendo, otra cosa es como seamos, yo no creo que vayamos a ningún sitio lleno de arpas y angelitos bonachones, pero sin duda seremos.
Hasta ahora hay muchos fenómenos que se catalogan como paranormales, que se desprecian de forma rápida y despiadada como imposibles y que ahora cobran sentido, quizás no sean tan ilusiones como la ciencia ortodoxa nos quiere hacer ver. Por ejemplo ahí están los casos de las ECM (Experiencias cercanas a la muerte), donde personas que han muerte al menos temporalmente y luego han regresado, nos relatan vivencias increíbles, mundos fantásticos e imposibles, ¿lo son tanto? Me pregunto. Algunos de ellos hablan de que en “el otro lado” los colores se oyen y la música se ve. Locuras decimos desde nuestra racionalidad, pero es probable que seamos nosotros los equivocados, si esas personas han sufrido una liberación de su yo cuántico y pasan a ser energía… si es probable que esas experiencias sean reales, en el mundo cuántico todo es caos y todo es posible. En los siguientes artículos hablaremos de si esos fenómenos que denominamos paranormales en verdad tienen una explicación a través de la energía cuántica.
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